La obra de María Bueno refleja el ciclo de la vida. La artista centra su foco de interés en la memoria familiar y en las tradiciones, en la infancia y en la naturaleza.
Su obra llena de colores vivos y luminosos recuerdan la luz de la cultura “sureña”, o como la propia artista dice: ‘ese territorio donde espacio y tiempo se funden y dan la mano’.
Bueno se siente cercana a la artesanía y a movimientos artísticos que entroncan con el Surrealismo, el Arte Bruto, Folk y Outsider, patente en su pincelada y formas de componer y ejecutar.
Desde el inicio de su carrera artística, María Bueno ha dado rienda suelta a su espontaneidad. Ella entiende el arte como un proceso abierto, más cargado de sentimientos que de ideas.
El deseo de la artista es volver a la esencia, a lo manual y a lo básico, gracias a una creación artística lejos de la frialdad generada por la sociedad actual hiper-tecnológica y conectada, en la cual vivimos.