El discurso artístico de Adelaida está atravesado por la ecología, el feminismo, la fragilidad, lo público y lo privado. El formato de trabajo más habitual en sus proyectos es la instalación que vincula con el espacio que ocupa.
Utiliza habitualmente materiales abocados a su desaparición como pueden ser las radiografías, cintas magnéticas, frascos de cristal y una diversidad de utensilios que han ido siendo reemplazados por otros más tecnológicos, incorpora además elementos vinculados a los ámbitos domésticos tradicionalmente más femeninos, incluidos los de su propio entorno familiar.
Apuesta por una economía circular dando nuevas oportunidades a los recursos que emplea, mediante un ejercicio de reparación y puesta en valor de dichos materiales e invitando a la participación.
Para Adelaida todos estos objetos son contenedores de memoria individual o colectiva, conectándolos entre sí construye metáforas visuales con las que los traslada de nuevo al presente generando discursos que desde el arte contemporáneo reflexionan sobre el contexto actual.