
“Tiempo propio” es una invitación a la contemplación, a la pausa. Todo parece girar en estas piezas de pequeño formato: Collages, pintura acrílica y acuarelas sobre papel, lienzo y madera. Discos solares, planetas oscuros, mandalas. El círculo como elemento trascendental, símbolo de la perfección, de lo que se cierra sobre sí mismo, del poder del mundo.
Carl Jung interpretó el mandala (círculo mágico) como un símbolo de totalidad humana. En el budismo zen el círculo representa el momento en que la mente es libre para dejar que el cuerpo y el espíritu se pongan a crear. En la cultura japonesa, el círculo es la iluminación, la fuerza, el universo y el vacío. Con su pintura Karina Beltrán plantea una búsqueda del equilibrio, una reivindicación de lo esencial. Una aspiración a rozar la armonía de las esferas, de esas esferas superiores que conducen al Paraíso, como señalaba Dante.