La muestra, comisariada por Manuel Segade, consta de un proyecto específico desarrollado por la artista para el CA2M, que consiste en la publicación de un libro que da a conocer lo que se esconde bajo el suelo de la capital: sus capas históricas, arqueológicas, de usos, de transportes y de circulaciones de energía, de canalizaciones de agua y de comunicaciones, que difícilmente se revelan al transeúnte habitual. Además, la muestra incluye un recorrido por trabajos anteriores de la artista, un total de 21 piezas que sirven para situar su obra y comprender el alcance de su trayectoria. La narrativa de la exposición se basa en una repetición con variaciones que hacen visible la naturaleza proyectual de su producción: sus hallazgos metodológicos, los contextos de aplicación y los desarrollos formales a lo largo de su trayectoria.
Este proyecto consiste en publicar un libro que presente lo que existe bajo el suelo de Madrid: existe una especie de reverso o negativo de la urbe en su subsuelo, que sostiene la ciudad y que está debajo de ella. Desde las antiguas minas a los búnkeres militares, desde las cajas de caudales a los almacenes bajo tierra, desde los ríos subterráneos a los garajes, Madrid guarda un trazado paralelo debajo de sí misma que también la conforma, con sus capas históricas, arqueológicas, de usos, de transportes y de circulaciones de energía, de canalizaciones de agua y de comunicaciones, que difícilmente se revelan al transeúnte habitual.
Lara Almarcegui inició en 1995 una serie de trabajos sobre los contextos periféricos de entornos construidos, lugares de transición entre lo urbano diseñado y el orden natural que lo había precedido. A partir de un proceso de investigación de campo, ha desarrollado herramientas metodológicas para comprender las formas de habitar y ha ideado igualmente formatos de presentación que a modo de guías, mapas, folletos u otros usos habituales de la documentación y la pedagogía permiten hacer pública y comunicable la información obtenida. Así, las nociones de obra y espectador se transforman en proyecto y partícipe, insistiendo en la realidad y la temporalidad de sus objetos de estudio y en la integración de las audiencias más allá de las convenciones de los espacios de representación.